Ayer me encontraba leyendo la revista QuéPasa del Viernes 2 de Marzo de 2007. En la sección de Cartas leí una que quiero compartir con ustedes.
Señor Director:
Ahora que se acabó el Festival de Viña del Mar, vale la pena hacer un paralelo entre el certamen de la canción y el escenario político local:
Los canales que transmitieron dispusieron groseramente de toda la parrilla programática para promocionar el evento. En tanto, las estaciones que quedaron al margen, se conformaron con criticar con fiereza cada una de las actuaciones del festival veraniego. Tal cual: gobierno y oposición.
Con sólo horas arriba del escenario, los medios y la opinología cuestionaban a los animadores del certamen y adelantaron de inmediato nuevos nombres para la versión del próximo año. ¿Vale la pena hacer la similitud?
Los artistas que gozaron del escenario estuvieron constantemente preocupados de mantener la atención y el beneplácito del público de la Quinta Vergara a través de espectaculares efectos de sonido y juramentos de amor eterno. Por su parte, quienes miraban desde abajo permanecieron.... pifiando. ¿Algún parecido con la realidad política nacional?
El Festival llegó a su fin y todo parece volver a la normalidad. Pero no se ilusione. Regresará el 2008 con el mismo tango y la misma hora.
martes, 6 de marzo de 2007
Política y Festival
Matías Carrasco R-T
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